El viejo Defender, el inmortal: un empresario inglés tiene 200 de ellos nunca utilizados. Y los vende por su peso en oro.
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La larga ola del todoterreno inglés más emblemático no cesa. Tras el proyecto Ineos Grenadier, que nunca ha ocultado su voluntad de recoger el legado del Land Rover Defender, y tras el nacimiento de numerosos talleres que transforman y modernizan los antiguos Defender en circulación, llega la que debería ser la última nueva hornada del todoterreno inglés más querido. Como buen vino de reserva, tras comprobar que no existen nuevos a la venta en ningún concesionario del mundo, el empresario inglés Charles Fawcett, que con su Twisted Automotive, fundada en 2000, transforma y personaliza Defenders, ha anunciado que tiene reservado un lote entero del modelo, que dejó de producirse en enero de 2016.
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Se trata de 200 vehículos, todos ellos Defender 110 en la versión más lujosa XS, comprados en masa en 2015 directamente de fábrica unos meses antes de que salieran de producción, cuando el precio oficial era de algo más de 35.000 libras cada uno (el equivalente a 42 mil euros), sin incluir descuentos. Fawcett los registró todos en 2016 y los almacenó en un cobertizo de su empresa hasta ahora.
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Mientras tanto, Twisted, que lanzó su primer vehículo, el TD5 90, en 2003 y el Twisted 110 al año siguiente, ha construido una gran sala de exposición a pocos pasos de los talleres en Yorkshire, una segunda en Londres y ha entrado en los mercados de Estados Unidos y Japón. Con la red en funcionamiento, Fawcett salió a la luz y anunció al periódico The Sun que había “ido a la línea de producción del Defender en Solihull para conocer a los hombres y mujeres que construyen los vehículos” e hizo circular fotos de su botín almacenado en un gran cobertizo.
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Explicó que estos vehículos están a la venta pero sólo después de una personalización “uno a uno” que los hará a todos únicos, que ninguno será igual a otro y que ya ha vendido dieciséis de ellos. Todo ello a un precio que parte de las 135.000 libras (162 mil euros) para las versiones diésel y de las 184.000 libras (221 mil euros) para los modelos gasolina más potentes, impuestos excluidos.
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Una auténtica ganga para aquellos que apostaron por la durabilidad del modelo y tuvieron la paciencia de esperar diez años desde el final de la producción para sacarlos.
repubblica