Santana recupera su fábrica de Linares para fabricar coches chinos

Desde hace ya varios meses se barajaba una posibilidad que finalmente ha sido confirmada. La histórica fábrica de Santana Motors en la localidad española de Linares vuelve a la actividad, ya que gracias a un acuerdo con las chinas Zhengzhou Nissan Automobile Co., Ltd. (ZZ Nissan) y Anhui Coronet Tech Co. las instalaciones acogerán de nuevo la fabricación de vehículos todoterreno.
Esta alianza fue formalizada durante una ceremonia oficial en el marco del Salón del automóvil de Shanghái, en la que estuvieron presentes los máximos responsables de las empresas implicadas: Yao Liwen, CEO de Zhengzhou Nissan Automobile Co. (ZNA), Zewen Liu, CEO de Anhui Coronet Tech Co., y Edu Blanco, CEO de Santana Motors S.L..
Desde Santana han explicado que durante los últimos años, los equipos técnicos y de desarrollo de Santana Motors, ZZ Nissan y Anhui Coronet han trabajado estrechamente para diseñar y certificar un vehículo completamente nuevo «destacando la calidad, la fiabilidad y el rendimiento excepcional. Este desarrollo se ha guiado por los valores fundamentales de Santana: resistencia, rendimiento sobresaliente y una capacidad única para conquistar los terrenos más exigentes».
Santana Factory en Linares será el epicentro de esta iniciativa, consolidándose como un referente tecnológico en la fabricación de vehículos todoterreno de última generación.
En los próximos meses, se presentará una gama innovadora de vehículos disponibles en versiones diésel de última generación y avanzadas soluciones híbridas enchufables (PHEV). Estos vehículos están especialmente diseñados para los amantes del off-road, combinando la robustez del 4x4 tradicional con las exigencias tecnológicas y sostenibles del futuro.
Según ha explicado Edu Blanco, CEO de Santana Motors, «esta alianza marca un hito fundamental para Santana Motors y representa un paso decisivo hacia el futuro. Estamos orgullosos de unir fuerzas con Zhengzhou Nissan y Anhui Coronet, reforzando nuestra visión de fabricar vehículos innovadores que reflejen la legendaria tradición de calidad y robustez de Santana, impulsando así la industria automotriz y el desarrollo económico en Linares y más allá».

Creada en 1956 como la empresa de maquinaria agrícola Metalúrgica de Santa Ana, Santana pasó en 1961 a fabricar, bajo licencia británica, todoterrenos Land Rover y también produjo cajas de cambio para la fábrica de Citroën en Vigo.
Los japoneses de Suzuki entraron en 1985 en la empresa linarense con la intención de potenciarla, para lo cual compraron en 1993 hasta el 84 % del capital y modernizaron la factoría central y las empresas auxiliares, donde se fabricaron modelos como el Samurái, Vitara y Jimny.

Pero la falta de productividad de la empresa, con un elevado absentismo laboral durante la época de recogida de la aceituna y donde costaba más dinero fabricar un vehículo que en las plantas de Suzuki en Canadá, según denunciaron los ejecutivos japoneses, llevó a la multinacional automovilística nipona a presentar suspensión de pagos en 1994 .
La Junta de Andalucía, alertada por el conflicto social surgido en la comarca de Linares, asumió entonces la propiedad y gestión de la factoría, tras inyectar 99 millones de euros, a los que se unieron otros 48 millones desembolsados por el Gobierno central.
A partir de entonces, la sangría causada a las arcas públicas por Santana Motor no paró de crecer: en 2001 se aportaron otros 240 millones para financiar 600 prejubilaciones, a los que siguieron 42 millones más aportados por el Instituto de Fomento de Andalucía (IFA) para un plan estratégico, así como sucesivas ampliaciones de capital e inyección de incentivos y subvenciones, algunos de ellos cuestionados por los servicios de la Competencia de la UE.
De las 33.821 unidades vendidas en el año 2000 la producción bajó a 22.736 en el año siguiente, con unas pérdidas consolidadas de 301 millones de euros, y no dejó de descender desde entonces.
En 2003 se intentó superar la crisis con la fabricación de un todoterreno propio, el Santana Aníbal , muchas de cuyas unidades tuvieron que ser compradas por la propia Junta de Andalucía y por el Ejército español.

Tres años más tarde se logró una alianza con Iveco, filial de la multinacional italiana Fiat, que permitió fabricar en Linares el Massif, un todoterreno basado en el antiguo Santana Aníbal, al que siguió la variante de tres puertas denominada Campagnola.
En 2005, Santana acordó con Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles (CAF) la construcción de vagones para los metros de Sevilla, Granada y Málaga y se asoció con Gamesa para fabricar componentes para aerogeneradores eólicos. Pero Iveco abandonó en 2008 su alianza con Santana y un año más tarde, la Agencia de Innovación y Desarrollo de Andalucía (IDEA), dependiente de la Junta de Andalucía, tuvo que volver a asumir la gestión de la compañía.
Los sucesivos intentos para encontrar comprador o cerrar nuevas alianzas industriales no pudieron reflotar la factoría automovilística, que cerró sus puertas en 2011.
Para Edu Blanco, esta colaboración estratégica se basa en la rica tradición colaborativa de Santana con marcas emblemáticas como Land Rover, Suzuki e IVECO, ahora reforzada con ZZ Nissan.
ABC.es