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Sym Adx Tg 400, ¿cómo va el maxiscooter que no teme a la suciedad?

Sym Adx Tg 400, ¿cómo va el maxiscooter que no teme a la suciedad?

El estado de nuestras carreteras, muy a menudo, no es exactamente el mismo que el de una pista de carreras: baches, adoquines, vías de tranvía y badenes hacen que el tráfico urbano se parezca más a una etapa del Dakar. Por este motivo, los fabricantes de scooters han lanzado modelos que también son capaces de afrontar terrenos off-road. Sym ha creado una auténtica familia, la Adx, disponible con motores de 125, 300 y 400 cc. Probamos este último, que cuesta 7.300 euros y añade la palabra Tg a las siglas, que significa Tigre, para subrayar el aspecto agresivo y afilado del frontal.

La construcción de la Adx Tg 400 es decididamente de estilo motocicleta. El motor, un nuevo monocilíndrico de 399 cc, está montado directamente en el bastidor, en medio del estribo, para reducir la masa no suspendida y optimizar la distribución del peso. No sólo eso: el motor también cuenta con un sistema de elevación de válvulas variable (para una entrega de potencia completa y constante a todas las velocidades), una bomba de aceite de cárter doble semiseco, embrague multidisco en baño de aceite y un contraeje doble para amortiguar las vibraciones. La potencia máxima es de 35 CV, con un par máximo de 37,2 Nm al 90% disponible ya a 4.500 rpm. La transmisión final no es una transmisión por correa como en la mayoría de los scooters, sino una cadena más robusta para conducción todoterreno (pero requiere más mantenimiento). También el chasis es similar al de una moto: bastidor multitubular de acero con soportes de motor de aluminio, horquilla invertida de 41 mm, monoamortiguador regulable en precarga combinado con el basculante de aluminio con bieletas progresivas para una respuesta más adecuada a los esfuerzos más duros. El sistema de frenos incluye un disco delantero (único) de 275 mm con una pinza de cuatro pistones montada radialmente en la llanta y un disco trasero de 233 mm; Las llantas de aleación son de 15” (delanteras) y 14”.

Para subirse a la Sym, en lugar de pasar el pie por el túnel central, se prefiere hacer volar la pierna por encima del sillín, como en una moto. Te sientas a 790 mm del suelo, bien insertado en el scooter, con espacio para las piernas (poco para quien mide más de 190 cm) y protegido discretamente por la carrocería pero excelentemente por el parabrisas regulable manualmente en dos posiciones. El manillar tubular de aluminio con dos elevadores (la inclinación es ajustable) recuerda a una moto de enduro, mientras que el túnel central, decididamente grande, incorpora la boca de llenado del depósito de 13 litros: por lo tanto, no es necesario bajarse para repostar. Debajo del asiento con bisagras traseras (estilo Yamaha Tmax), el compartimento de almacenamiento iluminado de 32 litros puede albergar un casco modular. Delante del piloto se encuentra el tablero, compuesto por una pantalla LCD a color que no se conecta al celular y se controla con dos botones físicos en su base: en general no parece acorde con la modernidad del vehículo, que entre otras cosas tiene la llave inteligente y una toma USB son el pequeño teclado detrás del manillar.

Desde los primeros metros a baja velocidad, en ciudad, el Sym ofrece una agradable sensación de control, gracias al bajo centro de gravedad y al manillar bastante cerca del torso. El motor es vivaz y ofrece una entrega de potencia rápida y sostenida a cualquier régimen: se alcanzan velocidades de autopista muy rápidamente y sin sobresaltos, con solo algunas vibraciones mínimas en los estribos por encima de los 110 km/h. Al maniobrar entre vehículos, el peso en vacío de 213 kg se hace sentir un poco, también gracias a la generosa distancia entre ejes (1.535 mm, solo 40 menos que la Honda Africa Twin) y la longitud total de 2.170 mm. Nos ha gustado el comportamiento en carretera, en todas las condiciones: el tren delantero es sólido y transmite buenas sensaciones al piloto, que puede conducir con facilidad, gracias a la asistencia del ABS y del control de tracción, ambos desactivables (el primero sólo en el trasero) para conducción off-road. La suspensión no se ve afectada por los baches de la ciudad, pero mantiene la rigidez suficiente para adoptar un estilo de conducción más deportivo: no notamos ningún balanceo o comportamiento impredecible en curvas rápidas o al cambiar de dirección. El sistema de frenos es adecuado al tamaño del scooter, aunque la pinza delantera requiere de una presión muy fuerte para expresar toda su potencia de frenado. Fuera de la ciudad, conducir se vuelve realmente divertido, con una sensación de motocicleta real, tanto que terminas olvidándote de que estás sentado en un scooter.

Gracias a la buena distancia al suelo y a la presencia de una placa protectora, los caminos de tierra fáciles y las pistas de tierra están al alcance de la Adx Tg 400, siempre que se conduzca sentado: si se atreve a conducir de pie, permitido por los cómodos pedales que permiten mover los pies hacia atrás, al no tener un depósito entre las piernas, hay que agarrarse al manillar, en detrimento del control del scooter. El hecho es que este Sym puede llegar a lugares inaccesibles (o de difícil acceso) para los scooters “urbanos”: te llevará pues a esa playa solitaria, al final de 3 km de camino de tierra, quizás embarrado y lleno de baches.

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