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Los incentivos de Trump para vehículos eléctricos se detienen y Stellantis reduce la producción en EE.UU.

Los incentivos de Trump para vehículos eléctricos se detienen y Stellantis reduce la producción en EE.UU.

El grupo formado a partir de la fusión entre FCA y PSA ha anunciado su intención de reducir la producción de vehículos eléctricos e híbridos enchufables en el mercado estadounidense, centrándose en modelos de gasolina y versiones híbridas más tradicionales. Esta decisión no es una sorpresa, sino un reflejo directo de las políticas de la administración Trump, que eliminaron los incentivos federales para quienes adquirieran vehículos de cero emisiones.

El crédito fiscal de $7,500, introducido para impulsar las ventas de vehículos eléctricos e híbridos enchufables (VE) fue un motor clave del crecimiento de la industria. Sin embargo, su eliminación cambió radicalmente el panorama, dejando a fabricantes y consumidores con precios más altos y compras menos convenientes. Stellantis, a diferencia de otros competidores, ha optado por responder con una estrategia que prioriza la rentabilidad inmediata, reorientando su portafolio hacia soluciones que garanticen mayores márgenes.

No es casualidad que el grupo haya decidido reintroducir el famoso motor Hemi V8 en las camionetas Ram en Estados Unidos, símbolo del poder y la tradición estadounidenses. Esta decisión parece ir en contra de la electrificación, pero aprovecha la demanda real del mercado, sobre todo en un país donde los consumidores son menos sensibles a las cuestiones de sostenibilidad a menos que cuenten con el apoyo de políticas de incentivos.

El nuevo CEO de Stellantis, Antonio Filosa, tiene una visión clara : adaptarse a las condiciones locales con una estrategia multienergética. Esto implica desarrollar plataformas flexibles capaces de admitir diversos tipos de combustible (gasolina, híbridos y totalmente eléctricos), dejando que el mercado decida qué tecnología favorecer. Este enfoque, al menos en Estados Unidos, está frenando temporalmente el crecimiento de los vehículos eléctricos. Sin embargo, esta desaceleración no implica un abandono de la senda verde.

Stellantis mantiene su compromiso con la electrificación global , como lo demuestran sus inversiones en Europa y Asia. Sin embargo, el reto estadounidense exige pragmatismo: sin incentivos y con la disminución de la demanda, las ventas de vehículos eléctricos y enchufables corren el riesgo de no justificar los esfuerzos de producción. El caso de Stellantis plantea, por lo tanto, una pregunta más amplia sobre el futuro de la movilidad sostenible en Estados Unidos.

Mientras Europa sigue avanzando con regulaciones estrictas y objetivos ambiciosos, las decisiones políticas en el extranjero parecen estar redefiniendo el rumbo. La pregunta es si el mercado estadounidense está preparado para afrontar el reto de la transición en solitario, sin apoyo público. Por ahora, la respuesta parece ser negativa, y Stellantis es solo el último gran fabricante de automóviles en reconocerlo.

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