Automóvil: Cómo el Estado quiere inundar nuestras carreteras con radares cada vez más intrusivos

Según una investigación especialmente exhaustiva de L'Argus, el gobierno ha lanzado una licitación de tres vías para modernizar por completo su arsenal de radares. El plan incluye radares por todas partes, más imponentes y más intrusivos. Suficiente para generar inquietud entre las asociaciones de protección de conductores, que están tomando posición.
La asociación 40 Millones de Automovilistas ha dado la voz de alarma tras una encuesta de Argus. ¿El motivo de su preocupación? El vasto plan del gobierno para inundar la red vial francesa con implacables radares de velocidad para 2026-2030. Pero ¿de qué se trata?
¿Cuáles son los planes del estado?En su extensa investigación, Argus presenta el "Programa de Radares de Velocidad 2026-2030". En el menú, se incluyen una serie de ideas para atraer a los conductores: "estudiar y definir nuevos dispositivos de radares de velocidad y sistemas asociados", "desarrollar radares de velocidad, diseñar experimentos, monitorearlos y estudiar cualquier tecnología innovadora que pueda mejorarlos u optimizarlos". Pero, ¿de qué estamos hablando específicamente?
¿Qué medidas concretas?Según la Liga de Defensa de los Conductores, esta represión tomará varias direcciones:
-Videovigilancia continua del interior de los habitáculos de pasajeros
-Nuevas infracciones rastreadas y multadas automáticamente mediante IA
-Un aumento dramático en el número de radares de torreta
-La explosión de los radares urbanos
- Radares multisección capaces de medir la velocidad media en distancias más largas, incluso en intersecciones o en diferentes ejes de carreteras.
Una intrusión sistemática en la vida de las personasOtro aspecto que preocupa a la asociación, la Liga de Defensa de los Conductores, es la privacidad.
El nuevo mantra de la seguridad vial es: menos intrusión en la vida de las personas para una eficiencia cada vez mayor. Las autoridades públicas incluso piden a los candidatos a esta licitación que aumenten el número de notas técnicas y reglamentarias para apaciguar cualquier protesta anticipada.
Según L'Argus y la Liga de Defensa de los Conductores, estos radares serán cada vez más numerosos e inteligentes.
Los radares de velocidad media, que hasta la fecha son 69, tendrán por fin un sucesor: "Está previsto adquirir una nueva generación de equipos, capaces de efectuar controles en varios tramos sucesivos".
Se espera la incorporación de nuevas funciones a este equipo. Asimismo, se multiplicarán los radares de torreta (más de 200 previstos), con el objetivo de alcanzar una flota de 1700 cabinas montadas en mástil para 2028.
Los radares urbanos podrán monitorizar el uso del teléfono al volante o incluso el incumplimiento del carril bus. Las autoridades públicas también invertirán en 500 vehículos "búho", es decir, equipados con un radar a bordo, mientras que los radares autónomos aumentarán de 450 a 500 en los arcenes de las carreteras "a corto plazo".
Un negocio que genera mucho dineroSegún las mismas fuentes, los vehículos radar privatizados, indetectables en el tráfico, cubrirán próximamente 86 departamentos de Francia continental, frente a los 55 actuales. Incluso Córcega podrá optar a esta cobertura.
Según la Liga de Defensa de los Conductores: « Desde el fin de la COVID-19, Francia ha perdido la cabeza con el sistema automatizado de control de sanciones. El ejecutivo había prometido no superar los 4.500 radares en carretera; el país contaba con 4.753 a 31 de diciembre, según el Tribunal de Cuentas. El importe de las multas recaudadas por infracciones de tráfico se acerca ya a los dos mil millones de euros: 1.964 millones de euros en 2024, frente a los 1.931 millones de 2023».
¿Qué pasa con el alcohol y las drogas?La asociación 40 Millones de Automovilistas señala que, en la actualidad, «el 39 % de las muertes en nuestras carreteras (1339 personas en 2024) están relacionadas con el alcohol o las drogas: ninguna medida de control automático podrá acabar con esta lacra». Para la asociación, lo tiene claro: «Ningún radar, por muy "inteligente" que sea, podrá jamás detener a un conductor ebrio o bajo los efectos de las drogas. En definitiva, estos nuevos dispositivos no tienen ninguna implicación real en la seguridad vial, sino que solo sirven a intereses económicos».
Le Progres