Un cocinero argentino aprovecha un viaje de dos horas para cocinar carne en el motor con un resultado sorprendente

Aprovechar el calor no es nada nuevo. Desde tiempos inmemoriales, la humanidad ha sabido utilizar el sol para secar alimentos o calentar agua. Pero algunos llevan esta idea al siguiente nivel, encontrando formas insólitas de cocinar. Es cierto que hay quienes han logrado hacer huevos fritos en el asfalto bajo un sol abrasador. Pero lo que hizo un cocinero argentino va mucho más allá.

Salvalacocina, un creador de contenido conocido por sus ocurrencias culinarias, decidió probar algo bastante peculiar: cocinar carne usando el motor de su autocaravana. Antes de iniciar un viaje de dos horas, colocó cuidadosamente un costillar envuelto en papel de aluminio sobre el motor.

La idea parecía sacada de un experimento loco, pero según él, tenía todo el sentido del mundo. Después de todo, si el motor genera suficiente calor como para recorrer cientos de kilómetros, ¿por qué no iba a cocinar carne?

Funcionó Algo cruda, pero estaba cocinada

El resultado fue sorprendente. Al llegar a su destino, el costillar estaba completamente cocinado. No era el asado más dorado del mundo, pero Salvalacocina quedó impresionado con la textura y el sabor. “Me vuelvo loco, es una cosa de locos”, comentó, sin poder contener su entusiasmo.

La carne estaba jugosa, y el calor constante del motor había actuado como un horno improvisado. Por supuesto, algunos podrían sospechar que había algún truco detrás, pero el cocinero insistió en su honestidad: “Forma un hornito, confía en mí porque funciona”.

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Las reacciones en las redes sociales no tardaron en llegar. Mientras algunos aplaudían su ingenio, otros se mostraban escépticos o simplemente confundidos. Un usuario comentó entre risas: “Sanísimo, sin aceites sintéticos ni olores del motor jajaj, hombre para un día sí, pero para siempre no”. Otro, más pragmático, se limitó a preguntar: “¿Con qué necesidad?”.

Más allá de la polémica, lo cierto es que este experimento demuestra que el calor está en todas partes, y solo hace falta un poco de creatividad para aprovecharlo. La carne quizás no quedará igual que en una parrilla, pero la experiencia es, sin duda, digna de ser contada.