Advierten del peligro de los automóviles con capós cada vez más altos

En el año 2010, la altura media del capó de los coches que se vendían en Europa era de 76,9 centímetros. El pasado año, había ascendido a 83,8 centímetros. Es decir, una ganancia de medio centímetro por año.
Los datos forman parte de un estudio realizado por la asociación ecologista Transport & Environement (T&E), que los ha obtenido tanto de las cifras de matriculaciones de la UE, Reino Unido y Noruega, como buceando en los ensayos de choque llevados a cabo en el periodo por EuroNCAP.
EVOLUCIÓN DE LA ALTURA DE LOS CAPÓS
Vienen explicados por un hecho de sobra conocido: la gran demanda de los coches tipo SUV, que han pasado de ser el 12 % del mercado europeo en 2010 al 56 % el año pasado. Y se traducen en una seria advertencia, ya que a frontales más altos, según T&E, se incrementa el peligro tanto de un atropello (por la menor visibilidad) como las consecuencias de estos. Especialmente, en usuarios vulnerables como los niños o las personas mayores. (Ley de usuarios vulnerables).
Pero ni la legislación de la UE ni las nacionales limitan este crecimiento continuo del tamaño de los vehículos,, por lo que la asociación ha pedido que esa altura no pueda pasar de 85 cm en el año 2035. También exigen, como otras medidas que podría ayudar al desencentivar la demanda, que los impuestos y las tarifas de estacionamiento, como ya ha hecho París, se vinculen al peso y el tamaño de los vehículos.

El informe señala que los capós más altos suelen impactar a los peatones adultos por encima del centro de gravedad, a menudo golpeando primero órganos vitales. Cuanto más alto sea el frontal del vehículo, mayor es la probabilidad de que una persona sea empujada por el coche, en lugar de ser empujada hacia un lado, y termine siendo luego arrollada. Aparte, las pruebas de visibilidad realizada demostraron que los conductores de los vehículos con la parte delantera más alta no podían ver a niños de hasta nueve años de pie delante.
Por ejemplo, los datos belgas sobre accidentes sugieren que un aumento de 10 cm en la altura del capó (de 80 cm a 90 cm) incrementa el riesgo de muerte en un 27 % para peatones, ciclistas y otros usuarios vulnerables de la vía pública. Asimismo, en caso de choque, estos vehículos con grandes frontales suponen entre un 20 % y un 50 % más de riesgo de lesiones graves para los ocupantes de los coches convencionales.

elmundo