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La audacia china no tiene límites y ahora opta por partir montañas como si fueran de mantequilla en lugar de perforar túneles para crear autopistas

La audacia china no tiene límites y ahora opta por partir montañas como si fueran de mantequilla en lugar de perforar túneles para crear autopistas

Martí Figueras

China vuelve a sorprender al mundo con técnicas de ingeniería nunca vistas. Tras superar retos como la construcción de una carretera con 18 curvas en zigzag y un desnivel de más del 40% en apenas 453 metros, y levantar el puente más alto del mundo, con 625 metros de altura, ahora el gigante asiático ha llevado la audacia un paso más allá. En la provincia de Guizhou, en lugar de perforar un túnel, ha optado por cortar literalmente la montaña por la mitad para abrir paso a una nueva carretera.

Esta nueva infraestructura, diseñada para acortar el tiempo de viaje entre regiones montañosas, combina explosivos controlados, maquinaria pesada y un estudio geológico minucioso que garantiza la estabilidad del terreno. Las paredes resultantes, de hasta 200 metros de altura, se refuerzan con mallas metálicas, hormigón proyectado y sistemas de drenaje, creando un paso seguro y directo que reduce horas de recorrido a apenas minutos.

La técnica no se limita a Guizhou. También se aplica en las provincias montañosas de Yunnan y Sichuan, donde el terreno kárstico hace prácticamente imposible la construcción de túneles convencionales. Proyectos como la autopista Guiyang-Qianxi o el paso de montaña de Taihang han convertido recorridos que antes llevaban horas en trayectos de apenas unos minutos, mejorando la conectividad y facilitando el transporte de mercancías y pasajeros.

Incluso algunos tramos del ferrocarril de alta velocidad que conecta Pekín con Guangzhou atraviesan montañas literalmente partidas por la mitad.

Este espectacular viaducto, levantado tras partir literalmente una montaña, forma parte de la autopista 
Este espectacular viaducto, levantado tras partir literalmente una montaña, forma parte de la autopista YouTube / Cityarchitecturegang

Aunque China ha llevado esta técnica a una escala sin precedentes, no es completamente nueva en el mundo. Noruega la aplica en sus fiordos, donde cortar la roca resulta más viable que perforarla, mientras que en Estados Unidos se recurrió a métodos similares en el caso de Cumberland Gap, en los Apalaches, aunque a menor escala. La diferencia está en la ambición y la magnitud de los proyectos: los chinos han convertido el corte de montañas en un verdadero arte de ingeniería.

No obstante, esta forma extrema de construir no está exenta de polémica. Los expertos advierten sobre su impacto ambiental, ya que la fragmentación de las montañas puede acelerar la erosión, provocar deslizamientos y fragmentar hábitats de fauna local. Además, la maquinaria y los explosivos generan polvo y ruido durante meses, afectando el ecosistema circundante. Para minimizar estos efectos, las autoridades implementan medidas de mitigación, ya sea mediante mallas de contención, drenaje controlado o pasadizos para animales.

Para que estos proyectos transformen el paisaje sin causar daños, la planificación y la responsabilidad ambiental son fundamentales. Por un lado, acortar distancias y reducir tiempos de viaje abre oportunidades económicas y sociales, conectando aldeas remotas con grandes centros urbanos. Por otro, cada intervención en el paisaje requiere un análisis cuidadoso de riesgos geológicos y ambientales.

Pese a todo, la ingeniería china demuestra que, con planificación y tecnología, es posible transformar regiones enteras, aunque siempre con costes y retos que deben gestionarse con precisión.

lavanguardia

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