El mensaje secreto que envió Porsche a Honda en un 911 GT3: una anécdota de rivalidad y respeto

En la industria del motor -tanto de las dos como de las cuatro ruedas- es una práctica muy común el benchmarking, es decir, la compra por parte de una marca de determinados vehículos de fabricantes rivales para estudiarlos al detalle y en su caso llevar a cabo ingeniería inversa que ayude a mejorar los productos propios.
Es una práctica, como decimos, absolutamente normalizada por todos los fabricantes que la asumen como un elemento más de la competencia y que en absoluto puede ser considerada ilegal o poco ético, ya que estos análisis inversos siempre se llevan a cabo con modelos que están ya comercializados y a disposición del público. Otra cosa sería “fusilar” un nuevo coche o una nueva moto antes de que el fabricante lo saque al mercado accediendo a su proyecto por medio de sobornos, chantajes o robo de información, lo cual sí constituye un delito de espionaje industrial tipificado en el artículo 278 del Código Penal.
Un 'benchmarking' de muchos caballosPues bien, cuando en 2015 Honda estaba desarrollando la segunda versión del espectacular NSX, sus ingenieros decidieron hacerse con un explosivo Porsche 911 GT3 como modelo de referencia. Los técnicos nipones ya habían hecho lo mismo en los 90 con un Ferrari 308 GTB para desarrollar la primera versión, pues ese coche se vendió como el “antiFerrari” en el contexto de los duelos al límite entre Ayrton Senna y su McLaren/Honda y Alain Prost con el bólido del cavallino rampante.
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A los japoneses les interesaba poder contrastar las prestaciones de su V6 biturbo híbrido de 507 CV con las del par de “bestias” germanas y el explosivo británico.
El Porsche 911 GT3 era una belleza de 476 CV, cuyo 6 cilindros Boxer de 3.800 cc aceleraba de 0 a 100 en 3,5 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 310 km/h.

Mercedes AMG-GT
El AMG, por su parte, no se quedaba atrás, ya que sus 8 cilindros de 3.982 cc entregaban 510 CV, llegaba a los 310 km/h y aceleraba de 0 a 100 en 3,8 segundos.
El McLaren, casi un F1 carrozado, equipaba un motor V8 de 3.799 cc, entregaba 625 CV, su velocidad máxima era de 330 km/h y su aceleración de 0 a 100 km/h se completaba en 3,2 segundos.

McLaren MP4-12C
Además de prestaciones y potencias, Honda estaba especialmente interesada en saber cómo había resuelto la competencia europea la precisión de la dirección a alta velocidad e incorporar mejoras en su propio desarrollo si se consideraba oportuno.
Un problema de bielasPara dicho fin los ingenieros de la marca japonesa sometieron al 911 GT3 a largas jornadas de tortura mecánica que incluía un análisis a velocidades constantes superiores a los 300 km/h.
Mientras ocurría todo esto, en Porsche seguían completamente ignorantes de que su automóvil estaba siendo estudiado al detalle por un rival.
De hecho, creían que esa unidad de 911 GT había sido adquirida por un cliente particular. Y ese “cliente” -como todos los demás- recibió una llamada a revisión en el concesionario más cercano debido a un problema de reajuste de las bielas.

Honda analizó, entre otros modelos de coche, el Porsche 911 GT3 (coche naranja) para desarrollar su NSX (rojo)
Honda lógicamente entregó también su coche a revisión, ya que sus ingenieros requerían igualmente esa información. Y fue ahí donde “saltó la liebre”.
Cuando los técnicos de Stuttgart conectaron el vehículo a los ordenadores y analizaron la información registrada descubrieron sorprendidos que había sido conducido durante mucho tiempo a velocidades extremadamente altas. De hecho los sensores marcaban que el automóvil había alcanzado los 328 km/h cuando la velocidad máxima oficial era de 310 km/h.
Pese a todo, respetoSolamente había dos explicaciones; o esa unidad se había empleado en alguna carrera de resistencia o la competencia lo estaba usando como referente de prestaciones.
En Porsche ataron cabos muy rápido y descubrieron que el coche era propiedad de la filial de Honda en Estados Unidos y que se estaba usando en el proyecto del nuevo NSX que iba a fabricarse en la factoría de Marysville, Ohio.
En Stuttgart optaron por el 'Fair Play'En primer lugar, porque la marca nipona no estaba haciendo nada que no hicieran también en Stuttgart y además la rivalidad de Porsche con Honda era mucho más sana que con Mercedes o con Ferrari. Ahí sí hubieran volado los cuchillos.

Los propios ingenieros de Porsche se sorprendieron de que en Honda hubiesen logrado que el 911 GT3 alcanzase una velocidad máxima de 328 km/h
Lo que hicieron los ingenieros de Porsche fue escribir un mensaje humorístico para sus colegas de Honda bajo la tapa del motor del 911 GT3: “Buena suerte, Honda, de parte de Porsche. Nos vemos al otro lado”. Un gesto que reflejaba el respeto que ambas marcas sentían entre sí y una camaradería entre ingenieros que iba más allá de la rivalidad entre fabricantes.
La historia, además, tiene un epílogo curioso; los ingenieros alemanes acabaron preguntando algún tiempo después a sus colegas japoneses cómo lo habían hecho para lograr esos 328 km/h.
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