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Volkswagen Golf GTI: el rey de los 'hot-hatch' sigue en el trono

Volkswagen Golf GTI: el rey de los 'hot-hatch' sigue en el trono

Para muchos, un 'hot hatch' –es decir: un compacto con un motor potente– es el mejor tipo de coche que uno se puede comprar. Lo es para mí: tienes el espacio justo para llevar a cinco personas sin que tengas problemas para aparcar y la conducción es divertida sin convertirse en un peligro con potencia absurda.

Se puede entrar en debates sobre cuál es el mejor de ellos, porque cuando las marcas descubrieron el apetito del mercado por este tipo de modelos, allá por los años ochenta, todas desarrollaron alguna variante: Renault, Peugeot, Opel, Ford, Seat, Lancia… todos.

Pero la formula original, la receta secreta de la Coca-Cola, siempre ha sido el Volkswagen Golf GTI. Un coche que ha trascendido el imaginario colectivo y se ha convertido en un icono. Y el que no lo crea, que mire los precios de su primera generación (la segunda del Golf) en el mercado de segunda mano.

En esencia, se trata de un coche que no debería haber existido. Por resumir: un grupo de atrevidos ingenieros trabajaron en secreto e intentaron convencer a sus inflexibles jefes alemanes –un pueblo que nunca ha destacado por su flexibilidad, máxime en 1976–, pero estos acabaron cediendo ante su insistente entusiasmo o su entusiasta insistencia y les permitieron fabricar una serie pequeña, que fue un éxito inmediato.

Desde entonces, todos los Golf han tenido una versión GTI que se ha ido refinando con el paso de los años y se ha situado en lo alto de la pirámide alimentaria del superventas alemán. La edición actual es una actualización de la octava generación, que la marca llama 8.5, porque aún no ha llegado al final de su vida útil y desarrollar un coche nuevo cuesta cuando has hecho una inversión tan grande para pasar al eléctrico.

Los asientos se pueden elegir en cuero o en el clásico tartán del GTI. Volkswagen

Pero no, el GTI sigue teniendo el motor turboalimentado de 2.000 centímetros cúbicos que lo caracteriza y viendo cómo iconos de la talla del Porsche 911 se han pasado a la hibridación, es posible que esta edición del Golf sea la última sin contar con asistencia eléctrica a la propulsión.

Por dentro, es un Golf con todos los extras, con algunos detalles que te indican que estás en el más elevado: en el volante y los reposacabezas pone GTI y los asientos, si quieres, tienen la tapicería icónica de tartán. Personalmente, lo que más me gustó es que el selector de marchas está en la consola central y no es un selector tras el volante, como tienen el resto de Volkswagens modernos.

Aunque, siendo serios, los cambios deberían hacerse con las levas tras el volante, que muestran la belleza de ingeniería que es el cambio DSG de los alemanes. Porque, a fin de cuentas, este es un coche para conducirlo. Y sí, se comporta y consume relativamente poco cuando se es dócil con el pedal, pero la tentación de apretarle a veces es irresistible.

Por supuesto, existen los argumentos fiscales y de consumo de gasolina si se conduce con brío, pero estas son condiciones siempre han existido con los 'hot hatches' y, estos, durante varias décadas, fueron los deportivos al alcance de la mayoría. Y eso es importante que no se pierda.

ABC.es

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