Universal, sesenta años del primer Mercedes de carrocería familiar

Basado en el W 110, la famosa berlina «Fin Tail», conocida popularmente en España como «Mercedes colas» por las características aletas traseras, el modelo presentado el 20 de enero en el «Salon de L'Automobile de Bruxelles» es, ni más ni menos, que el primer automóvil de carrocería familiar de la marca alemana. Ahora bien, hablamos en cuanto a comercialización en los concesionarios oficiales de la marca pues a nivel de producción, está fabricado de forma artesanal por la firma belga IMA, a partir de carrocerías entregadas por la casa.
El Universal ofrece un volumen de carga de 2,71 metros cúbicos detrás de los asientos delanteros, lo que permitía transportar hasta 710 kilos. Por ello, esta espaciosa variante de carrocería estaba equipada con llantas de 15 pulgadas más grandes que la berlina, y muelles reforzados.

El dossier de prensa de la época, describe el esfuerzo realizado en el diseño y la construcción de la carrocería: «Aunque las líneas exteriores ya subrayan que se trata de un vehículo con un carácter especial, más que de un coche cuya parte trasera simplemente ha sido modificada o ampliada, un examen más detallado de la estructura uniforme de la carrocería muestra que el diseño ha sido creado como un todo inseparable».
Un vistazo al compartimento trasero revela un diseño que busca practicidad y funcionalidad, pero también apuesta por ser atractivo. El cuero artificial marrón le da al interior una sensación acogedora. El suelo del maletero imita la madera de caoba fina. De hecho, se trata de «Panolux», como explica el paquete de prensa: una composición de fibras de madera y resina de baquelita. Este material, continúa, «garantiza la máxima protección contra arañazos, manchas, desgaste, etc., sin mencionar el toque de lujo que le da al coche». Y más aún: «El uso de un suelo de madera de un material tan valioso como »Panolux« es más caro que la chapa pintada, pero además de su aspecto lujoso, ofrece la ventaja de un buen aislamiento acústico». Las tiras cromadas atornilladas con secciones de goma evitan que la carga se deslice. El asiento trasero se puede abatir para crear un área de carga de aproximadamente 1,90 metros de largo.

Presentado inicialmente como 190 D Universal, a partir de 1967, le siguieron cuatro variantes de la berlina familiar, basadas en los modelos 200 D, 200, 230 y 230 S. Las dos primeras contaban con motores de cuatro cilindros, las otras dos con motores de seis cilindros. El 230 S Universal desempeñó un papel especial: se asignó a la serie de modelos del W 111 que, a pesar de la semejanza de carrocería con el 110, se situaban ya en el segmento más alto de la gama Mercedes. Se distingue por la sección frontal típica de los modelos berlina correspondientes, con faros rectangulares verticales y suntuosas molduras cromadas. Era un antecesor de los posteriores coches familiares de alto de gama. Mostrando así un cambio de planteamiento donde ya un familiar no era, simplemente, un coche más amplio sino también el reflejo de un estilo de vida donde el ocio, las actividades en tiempo libre, adquirían más importancia.
Además, ya contaba con el nuevo ajuste de suspensión hidroneumática para mayor comodidad y seguridad, pues se adaptaba automáticamente al peso de la carga.
El Universal elevó la percepción pública de la serie de modelos «Fin Tail» de una manera especial: la acertada combinación de amplitud, comodidad, rendimiento, relación calidad-precio y economía se consideró ideal. El habitáculo rígido con zonas de deformación delanteras y traseras también estableció, como la berlina de la que se derivaba, nuevos estándares de seguridad en su momento.

Entre 1965 y 1968, solo se fabricaron 2754 unidades del primer Mercedes-Benz familiar, de un total de 622 453 berlinas y 5859 chasis con carrocerías parciales que salieron de la planta de Sindelfingen durante estos seis años y medio de producción de la serie 110.
Doce años después, en 1977, Mercedes presentará su primer familiar ya fabricado en serie por la propia firma. Estaba basado en la berlina de la serie 123, y se pondrá la venta en 1978.
Han pasado varias décadas y Mercedes ha seguido fiel a sus versiones familiares en la actual Clase E de ahí que nuestro viaje por la historia termine al volante de un impecable E 220 d Estate. Un familiar de 4,95 metros de largo y 1,47 de altura.
El recorrido por este familiar E220 d comienza por el maletero. Umbral muy bajo para limitar el riesgo de dolores de espalda durante la carga y descarga de elementos pesados, suelo plano y formas geométricas perfectas: las especificaciones básicas de un buen coche familiar se respetan al pie de la letra. Y una capacidad de carga gigantesca: 615 litros.

A este útil volumen se añade un innegable espíritu práctico. Tanto o más que el portón trasero de apertura y cierre eléctrico de serie, apreciamos la cubierta de equipaje que se levanta sola para facilitar el acceso al maletero o la red anti-intrusión que permite cargar lo máximo posible sin riesgo para los pasajeros. Y este familiar de la Clase E no teme a las cargas pesadas gracias al corrector de nivel neumático de serie. Por último, es posible equiparlo con un gancho de remolque (de despliegue eléctrico), una opción que incluye la estabilización ─mediante el ESP─ del remolque, una prestación que también se puede asociar con una asistencia que ayuda en las maniobras combinando la visión de la cámara y, sobre todo, el ajuste del ángulo de articulación y de dirección deseado. Así, el coche hace el trabajo.

Al igual que la berlina, el Estate E es apreciado por su comportamiento en carretera y su confort de alto nivel, un vínculo con las generaciones anteriores que no impide a la actual Clase E hacer que sus antecesores parezcan antiguos en cuanto al equipamiento de a bordo. Al igual que los modelos eléctricos de gama alta de la estrella, el salpicadero se ha actualizado a una pantalla completa con dos enormes paneles de serie, a los que se puede añadir una pantalla táctil colocada delante del pasajero que solo se activa si se detecta su presencia en el asiento.
Suficiente para convertir al acompañante en verdadero copiloto ya que podrá controlar un gran número de funciones. Y, por si fuera poco, también puede terminar el último episodio de su serie favorita vía streaming, sabiendo que la pantalla no es visible para el conductor por evidentes razones de seguridad, o participar en una videoconferencias.

Pero si estas características sitúan al Clase E en su tiempo, aunque pueden parecer triviales para algunos, encontramos los fundamentos de su casta con innumerables posibilidades de personalización y un acabado cuidado. En cualquier caso, es realmente bueno viajar en este automóvil, ya sea delante como detrás, donde dos privilegiados tienen mucho espacio, si bien el ocupante de la plaza central no tendrá tanta comodidad, a causa del firme respaldo y del gran túnel de transmisión.
Si la capacidad máxima de carga con freno (2.100 kg) no impresionará al conductor de un SUV grande, este familiar de la Clase E conquistará por otras cualidades. Así, este familiar es perfecto a la hora de recorrer cientos de kilómetros gracias a su motor diésel de 197 CV y 440 Nm de par. Aunque, fuera que no dentro, el sonido delata discretamente que es un diésel, este cuatro cilindros merece una nota muy alta. Bien respaldado por un discreto sistema de microhibridación con un pequeño motor eléctrico de 23 CV y 205 Nm de par integrado en la eficiente caja de cambios de nueve velocidades, ofrece un rendimiento más que suficiente: 230 km/ h de velocidad máxima y una aceleración de 0 a 100 km/ en 7,9 segundos. Pero, además, su consumo es extraordinariamente ajustado.

De hecho, con solo 6,5 litros a los 100 kilómetros/100 km de diésel de media y aún menos en autopista (hemos logrado consumos entre 5,8 y 6,2 a los 100 kilómetros sin mucho esfuerzo), se conduce durante mucho tiempo antes de vaciar el depósito de 66 litros. Esto es bueno, porque conducir el Clase E no resulta nada aburrido. Obviamente, con casi dos toneladas no es un ágil deportivo y hay que aceptar con la suspensión estándar algunos movimientos de la carrocería que son borrados por la suspensión neumática opcional.
Un digno heredero de aquel Universal que contemplaba la bella italiana Paola Margherita Maria-Antonia Consiglia Ruffo di Calabria, «la princesa de los ojos tristes», y su esposo el príncipe Alberto, hace sesenta años.
ABC.es