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Nissan Figaro…¿hablamos de moda?

Nissan Figaro…¿hablamos de moda?

En el Salón de Tokio de 1985, el público se abalanza, literalmente, sobre el estand de Nissan para encargar un BE-1. Se vendía inicialmente por 1,3 millones de yenes, pero dos meses después, ofrecían 3 millones de yenes por uno de segunda mano. En total se vendieron diez mil unidades.

Dos años después sucede lo mismo, en este caso en la presentación de los Pao y S-Cargo (una furgoneta de techo alto) en el Salón de Tokio de 1987. Pero ¿de qué coches hablamos? ¿Quiénes eran estos Nissan en que la oferta no podía satisfacer la demanda?

La historia arranca a mediados de esa década de los ochenta cuando Nissan crea la llamada «Pike Factory», una división encargada de concebir pequeños coches, muy originales y de elevada tecnología, con un objetivo, potenciar una nueva y más audaz imagen de marca.

Los tres coches, BE-1, Pao y S-Cargo estaban realizados sobre la base de la primera generación del Nissan Micra, llamado March en Japón.

La S-Cargo, otro de los modelos de la Pike Factory de Nissan G. S.

El BE-1 era un guiño nostálgico al Mini mientras que los Pao y S-Cargo tomaban como referencia el Renault 4 y el Citroën 2 CV, respectivamente.

Pero aún quedaba un paso más. El 18 de octubre de 1989, abre sus puertas el Salón de Tokio. Y Nissan presenta un prototipo, siempre sobre base Micra. Y esta cuarta entrega de la «Pike Factory» es toda una locura que supera el éxito de sus antecesores. Bajo el nombre de Nissan Figaro, aparece un dos puertas descapotable (con capota de lona), que incide en la nostalgia como tema: hay quién atribuye la inspiración del diseño, sus formas redondeadas, firmado por Naoki Sakai, al Gutbrod Superior alemán de 1950.

Panhard Dyna Junior de 1951 G. S.

Pero, es muy posible que, dado los antecedentes franceses de los otros productos de la Pike Factory, fuera el Panhard Dyna Junior de 1951, el modelo seguido. Las pinturas también explotan este sentimiento retro: beige, azul pastel, gris o verde almendra, siempre combinados con un techo crema. Y sin olvidar los cromados, el aspecto de la instrumentación y mandos. Todo, en conjunto, evocaba con delicadeza un pasado art decó.

Naoki Sakai, un experto en moda

El diseño final de Figaro fue obra de Jun Shimizu, colaborador de Naoki Sakai. Nissan pensó en Naoki Sakai, poco interesado por los coches (ni siquiera tenía, entonces, carné de conducir) como un experto en diseño de moda. «Mi producto es imaginación, sueños, fantasías, deseos... Diseño deseos humanos». Estas eran las palabras de Naoki Sakai, quien desde 1973 dirigía Water Studio, una «fábrica de ideas», ubicada en Shibuya, Tokio. Con la participación de diecisiete jóvenes colaboradores, Naoki Sakai había desarrollado un sistema de trabajo para crear conceptos de diseño.

Cámara Olympus 0-Product de 1988 G. S.

A partir de un estudio de los deseos del consumidor y del mercado, y del objetivo del producto (marketing emocional), desarrollaba un producto con un estilo que evocaba tanto el pasado como el futuro (memoria del futuro) y produciendo ediciones exclusivas y muy limitadas. De esta forma Naoki Sakai crearía artículos muy deseados por el público, convirtiéndose en diseños de culto. Muestras de este trabajo son, entre otros, la cámara «0─Product», de Olympus, de 1988, con una edición limitada y numerada de 20.000 unidades con motivo del setenta aniversario de la firma; el reloj «Asterisk» de 1988, para Seiko; o la SW -1 de Suzuki de 1992, inspirada en motos británicas de los años 50 y 60 como Velocette Vogue, Vincent Black Prince o Ariel Leade. Para Nissan, Naoki Sakai también concibió el Rasheen.

Suzuki SW-1, inspirada en diseños británicos de los 50 como la Ariel Leade G. S.

No busquemos el Rasheen por estos lares: construido por la subsidiaria especializada de Nissan, Takada Kogyo entre 1994 y 2000, se vendería de forma exclusiva por la red de concesionarios japoneses Nissan Red Stage. Y en un momento clave donde todos los ojos miraban a los países del antiguo Telón de Acero, «de moda» tras la caída del Muro de Berlín (1989) y de la URSS (1991). Y es que la estética del Rasheen estaba inspirada en los países del Este…, concretamente en el Wartburg 353 de la antigua Alemania Oriental o RDA, como ustedes prefieran.

Quince meses después, al igual que había sucedido con el BE-1, Pao y S-Cargo, el Figaro es presentado como un modelo de serie bajo el slogan «Retorno al Futuro»». Sus aires retro conviven con una riqueza del equipamiento que rompe con el pasado: cambio automático de tres relaciones, dirección asistida, inyección y turbo, asientos en cuero blanco, elevalunas eléctricos e incluso, como equipamiento opcional, lector de CD, climatización o una llave de contacto personalizada.

La presentación en el Salón de Tokio despertó una enorme expectación G. S.

El motor cuatro cilindros de 987 cc cuenta con un turbo que eleva su potencia a los 76 CV para compensar el incremento de peso pues al optar por una carrocería descapotable hubo que reforzar la estructura. Al volante, sensaciones y balance de conducción comparable al Micra: suspensiones mejorables, frenada suave, y un motor vivo que le proporcionaba una conducción divertida.

Pero el Figaro era, por encima de todo, un éxito de marketing. El Micra de base costaba 730.000 yens de la época y el Figaro 1.870.000 yens. Pues bien, los responsables de Nissan que tenían previstas ocho mil unidades, se encontraron con… ¡doscientos once mil ochocientos catorce pedidos!

Ante semejante avalancha, hubo que organizar una lotería entre los aspirantes a ponerse al volante del Figaro. Finalmente se produjeron 20.073 unidades.

El techo de lona del Figaro lo convertía en un descapotable G. S.

En Nissan habían descubierto que la tecnología ya no era el argumento de compra que había sido. Por supuesto no se trataba de renunciar a la sofisticación técnica que promovía la Pike Factory, pero había un sector de usuarios donde una imagen «graciosa» de un automóvil era perfectamente asumible, sin riesgo de parecer ridículos a su volante, si era acorde a la moda. Quizás el éxito del Nissan Figaro está en una frase del famoso diseñador de la Casa Chanel, Karl Lagerfeld: «La moda no tiene que ser seria. Es la prueba de que la frivolidad inteligente puede ser algo creativo y positivo». En Nissan habían, sin duda, acertado con la fórmula, con ese difícil equilibrio, y esto les serviría para hacerse una imagen dinámica y original, más allá de la de un constructor generalista con un enorme volumen de producción. Sin duda, objetivo cumplido.

El estilo retro también estaba presente en el interior G. S.

Así, el pequeño Figaro ­─con sus 3,74 metros de largo, 1,63 de ancho y 1,36 de alto─ tiene un peso en la historia de Nissan más alto de lo que podamos imaginar. Sin duda un modelo de culto, protagonista de películas como «The Figaro Story», de 1991, que convierte al Nissan en un punto común de tres historias de amor que tienen por marco Tokio, Nueva York y París.

Y que ha seducido a músicos como Eric Clapton y Noel Gallagher, o a pilotos como Ray Mallock.

ABC.es

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