La crisis de los chips de Nexperia se extiende a la propia empresa

La crisis del fabricante de microchips Nexperia, que amenaza con provocar un parón en las fábricas de automóviles de todo el mundo, ha tomado un nuevo y rocambolesco giro: la compañía holandesa ha suspendido el suministro de obleas -un componente esencial para los semiconductores- a su filial china aduciendo que no le paga esos productos.
Así lo recoge una carta enviada por la compañía a sus clientes y firmada por el director interino, Stefan Tilger. En la misiva, a la que ha tenido acceso Reuters, el administrador señala que el suministro se interrumpió el pasado domingo y que la decisión «era consecuencia directa del reciente incumplimiento de los términos de pago contractuales acordados».
Facturando en yenesEntre esos incumplimientos estaría el hecho de que la filial china está facturando a sus clientes locales en yuanes en lugar de en divisas extranjeras como el dólar estadounidense. Nexperia produce grandes volúmenes de microchips en Países Bajos, pero cerca del 70% de ellos son enviados a China, donde son empaquetados para su distribución.
«A menos que se cumplan integramente las obligaciones contractuales, no podemos reanudar el suministro de obleas a la planta.Pero estamos buscando soluciones alternativas» prosigue la carta de Tilger.
Agravar la crisisLa medida podría agravar la escasez de semiconductores de la que viene advirtiendo la industria desde que, el pasado 4 de octubre, las autoridades prohibiesen a la filial china de Nexperia exportar componentes fuera del país. Era su forma de responder a la intervención de la compañía -propiedad al 100% de la china Wingtech Technology- por parte del Gobierno de Países Bajos, una decisión que fue tomada el 30 de septiembre.
La razón expuesta para ello era que existían motivos fundados para dudar de la buena gestión del CEO, Zhang Xuezheng, que fue suspendido de forma inmediata y reemplazado de forma interina por el director financiero, Stefan Tilger. Aunque la sombra de la Administración Trump es muy alargada y a finales del año pasado había incluido en su lista negra de empresas a Wingtech. Además, acusaba directamente a Xuezheng de robar secretos industriales.
Ante la nueva situación, Nexperia China aseguró que seguiría tomando sus decisiones de forma independiente y también señaló que sus empleados podrían desobedecer las directrices recibidas desde Europa.
Reunión con la UEMientras tanto, la UE y China siguen buscando una solución al conflicto político creado por la intervención de Nexperia y que poco tiene que ver con la crisis de los semiconductores destapada a partir de 2020. En este sentido, ayer se celebró una reunión virtual entre la vicepresidenta de la Comisión Europea encargada de la política digital, Henna Virkkunen, y Stefan Tilger. Tras la misma, Virkkunen afirmó que la UE está decidida a «encontrar una solución diplomática» que aleje el peligro de una escasez de suministros.
Su impacto está siendo desigual. Por ejemplo, la alemana ZF (especializada en cajas de cambio) reconoció que está ajustando sus niveles de producción, pero no por la falta de chips, sino por la fluctuación en la demanda de sus clientes. En cambio, Aumuvio -la antigua división de automóvil de Continental- ha asegurado que prepara una suspensión temporal de empleo si prosigue la crisis, de la que escapa por ahora la japonesa Toyota.
estandarizar componentesSegún su director ejecutivo, la compañía está controlando los riesgos «pero no se enfrenta a una escasez inmediata de semiconductores», a diferencia de su compatriota Nissan. Y eso que los fabricantes japoneses están trabajando para estandarizar estos componentes y evitar lo ocurrido durante la pandemia, cuando los semiconductores personalizados dejaron a los fabricantes de automóviles en una situación vulnerable.
El encuentro se produjo después de los que Virkkunen mantuvo el jueves con diversas empresas del sector de los chips; y se desarrolló en paralelo a las reuniones a nivel técnico entre la CE y representantes del Gobierno chino, también en Bruselas. La UE aspira a no quedarse atrás en la carrera por la obtención de materias primas tras el pacto que han alcanzado EEUU y China. En concreto, esta última se ha comprometido a retrasar un año control a la exportación de tierras raras y otros materiales estratégicos.
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