El todoterreno que se disputan Ucrania y Rusia: un 4x4 que llega donde no puede hacerlo ningún otro vehículo

Diseñado en 2012 en Ucrania como vehículo de rescate y salvamento, capaz de enfrentarse con éxito a los terrenos más difíciles -desde el hielo a los pantanos-, no existe a día de hoy un todoterreno más salvaje y extremo que el Sherp N1200.
Desarrollado para operar en condiciones donde otros vehículos fallan -pantanos, tundras, nieve profunda, hielo roto, selvas, desiertos e incluso cuerpos de agua-, el Sherp N 1200 representa una revolución en la logística, el rescate, la exploración y la operación humanitaria.
Capaz de adaptarse a todo tipo de trabajos -por cierto, se trata de un vehículo civil del que no se ha hecho, al menos hasta la fecha, versión militar- sus usuarios naturales son exploradores, mineros, organismos de emergencias o científicos de campo que tengan que llegar a lugares considerados “inaccesibles”.
El Sherp es una “bestia” de 4 metros de largo, 2,8 de alto y 2,5 de ancho, construida en aluminio reforzado y montado sobre un chasis de acero galvanizado, capaz de resistir cualquier elemento de corrosión, las condiciones climáticas severas y los esfuerzos mecánicos extremos. Sin embargo, y pese a eso, es también muy ligera -apenas 2.400 kg en vacío-, pensando en su capacidad anfibia y la necesidad de rodar sobre barro profundo, hielo y nieve.
Además de su peso contenido, el otro gran secreto de este revolucionario vehículo son sus gigantescos neumáticos de ultrabaja presión -1,5 psi-, que funcionan como suspensión y flotadores al mismo tiempo. Gracias a un sistema de aire centralizado integrado, el Sherp puede inflar o desinflar sus ruedas en movimiento para adaptarse al terreno. En el agua el diseño de las ruedas actúa como palas, eliminando la necesidad de hélices o sistemas mecánicos separados para flotación.

El resultado de ambas características es que el Sherp puede navegar por cualquier curso fluvial, subir pendientes del 35°, trepar obstáculos de hasta 1 metro y moverse sobre hielo fino sin riesgo de hundimiento.
Es también por razones de economía de peso que el Sherp equipa un motor relativamente pequeño en términos occidentales; un Doosan 1.8 turbodiesel de 3 cilindros que entrega 55 CV. Doosan es la división de motores para aplicaciones externas de Hyundai y anteriormente de Daewoo.
A priori, parece poca caballería para un vehículo de esta clase, pero lo que han hecho los ingenieros es simplemente entregarlos todos en la zona baja del cuentavueltas y dotarlo de un par monstruoso que le permite arrastrar hasta 2.300 kilos incluso sobre barro o hielo. Eso sí, la velocidad máxima no pasa de los 40 km/h y de unos 6 en agua. Lleva un depósito de combustible de 95 litros más otros adicionales que pueden llegar a los 327 litros en total y permiten una autonomía de 65 horas de funcionamiento ininterrumpido. Se entendió que poder trabajar durante días enteros sin necesidad de repostar era algo esencial en zonas remotas o durante catástrofes naturales donde el combustible es escaso.

Su interior es totalmente configurable para que acoja la máxima capacidad de carga, módulos médicos o de laboratorio o hasta 9 pasajeros. Se conduce a través de “joysticks”, la cabina cuenta con aislamiento térmico y acústico y calefacción, radio VHF, GPS, iluminación LED y winches.
Sherp nació en Ucrania de la mano del empresario ucraniano Vladimir Shkolnik, que levantó 2 factorías; una en las afueras de Kiev y otra en San Petersburgo -Rusia- cuando nada hacía presagiar la deriva bélica que acabaría enfrentando a ambas naciones. Cuando estalló el conflicto esta última quedó en manos rusas y a pesar de que Shkolnik revocó todos los permisos de comercialización, los rusos decidieron apropiarse de la tecnología e incluso vender su propia versión del Sherp bajo la denominación Arkhant.

Sin embargo, resultó que aunque Shkolnik era quien aportaba el capital, el verdadero diseñador del Sherp fue un ingeniero ruso, Alexei Garagashyan, el cual reclamó los derechos sobre su criatura. Una disputa sobre la que ni Kiev ni San Petersburgo parecen estar dispuestas a ceder... al menos mientras sigan cayendo las bombas.
Mientras tanto el Sherp ha sido ya probado en condiciones reales como vehículo de rescate durante el huracán Ian y Milton en USA, operaciones de exploración en la Antártida y Siberia, explotaciones petroleras y mineras en Canadá y Kazajistán, evacuaciones en áreas anegadas e inundadas en India y Pakistán y tendido de infraestructuras de telecomunicaciones en el Ártico.
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