De la pelota de goma a la membrana eléctrica: ¿cómo funciona la bocina?


La bocina ha sido un elemento estándar y obligatorio en los automóviles durante décadas. El hecho de que a menudo se use incorrectamente en la vida cotidiana, incluso por impaciencia o frustración, forma parte de su papel ambivalente en el tráfico rodado.
(Foto: Picture Alliance / ImageBROKER)
Hacen ruido, y con razón: las bocinas se utilizan para advertir y evitar peligros. Su funcionamiento ha cambiado desde los carruajes tirados por caballos, pero no tanto. En los coches eléctricos, se ha consolidado otro sistema de alerta acústica junto con la bocina.
Casi ningún detalle técnico en un coche es tan discreto, pero a la vez tan obligatorio y universal como la bocina. Ya sea un coche pequeño o una camioneta, un coche clásico o un coche eléctrico, su breve y penetrante sonido es un elemento estándar en todos.
Su resonante trayectoria comenzó mucho antes del triunfo del automóvil. Incluso en la época de los carruajes tirados por caballos, los conductores dependían de señales acústicas para advertir a los peatones u otros vehículos. Con la llegada de los primeros automóviles alrededor de 1900, aumentó la necesidad de dispositivos de advertencia eficaces. Los coches eran más rápidos que los carruajes tirados por caballos, pero aún lo suficientemente silenciosos como para sorprender a otros usuarios de la vía.

Coche de vapor Virot en París en 1887: el pasajero hace sonar la bocina para advertir a los peatones que se aparten del camino.
(Foto: Picture Alliance / Archivo de Historia Mundial)
Las primeras bocinas instaladas en automóviles eran bocinas mecánicas de bola de goma, que funcionaban de forma similar a las que se usan en algunas bicicletas infantiles actuales. Al presionar una bola de goma, el aire pasaba a través de una lengüeta metálica, produciendo el característico sonido de "bocinazo". Entre 1900 y 1910, estas bocinas de bola también eran comunes en los automóviles.
Bocinas electromecánicas desde aproximadamente 1910Al mismo tiempo, se desarrollaban los primeros sistemas eléctricos. Alrededor de 1910, las bocinas electromecánicas se lanzaron al mercado y rápidamente se convirtieron en el estándar. Tenían la ventaja de ser robustas y fáciles de usar.
Cuerno con forma de bola en el exterior (foto postal de 1907).
(Foto: Picture Alliance / AKG-Images)
La bocina Klaxon fue un éxito rotundo. Esta versión incorpora un pequeño motor eléctrico en su interior que gira un disco recubierto de engranajes. Este disco, a su vez, hace vibrar un diafragma metálico. El motor gira a alta velocidad, lo que provoca que el diafragma produzca un potente tono vibrante. Dependiendo de la velocidad del motor, este tono podía sonar bastante profundo, ronco y chirriante. Una bocina amplificaba este tono, produciendo el famoso "Ahooga". Este tipo de bocina se popularizó con los Ford Modelo T y Modelo A, que dominaron las calles de Estados Unidos entre 1910 y 1930.
A partir de la década de 1920, también se popularizaron las primeras bocinas neumáticas. Sin embargo, se usaron con mayor frecuencia en vehículos comerciales, camiones, autobuses y trenes debido a su mayor potencia y su alcance a distancia. Inicialmente, eran poco comunes en los automóviles convencionales debido a la falta de una fuente de aire comprimido. Con la llegada de los sistemas de frenos neumáticos en camiones y autobuses pesados, las bocinas de aire comprimido se convirtieron en estándar.
Posteriormente, se desarrollaron bocinas de compresor eléctrico, pequeñas y compactas, para automóviles. Se trata básicamente de minicompresores que funcionan con la batería del coche y hacen sonar una o más bocinas. Este tipo de bocina, que suele tener un sonido muy distintivo, fue popular durante un tiempo en vehículos deportivos o de lujo. Posteriormente, esta tecnología también encontró adeptos en el mundo del tuning.
Bocinas electromagnéticas con diafragma de la década de 1920Las primeras bocinas electromagnéticas con diafragma aparecieron en la década de 1920. Eran más económicas y compactas que las primeras. A diferencia de estas, carecían de motor, lo que las hacía menos propensas al desgaste. Este tipo de bocina se ha considerado estándar durante décadas. Casi todos los coches modernos tienen una de estas bocinas eléctricas de diafragma de 12 voltios.
Este tipo de bocina tiene una bobina en su interior que genera un campo magnético cuando fluye corriente. Esta atrae una armadura accionada por resorte (una placa metálica). La armadura está conectada a un contacto que abre y cierra el circuito. Al ser atraída, la armadura interrumpe la corriente, el campo magnético colapsa y el resorte tira de la armadura hacia atrás, cerrando el circuito. En efecto, la armadura oscila rápidamente, provocando la vibración de una membrana adherida a ella. Esto produce un tono que se amplifica a través de la carcasa de la bocina y se conduce hacia el exterior. Esto crea el sonido típico que onomatopéyicamente llamamos "töööt" o "toot".
La bocina es obligatoria desde hace tiempo en los vehículos de casi todos los países. Su función principal se mantiene inalterada: llamar la atención y evitar situaciones peligrosas. El hecho de que se use a menudo de forma indebida en la vida cotidiana para expresar impaciencia o frustración forma parte de su papel ambivalente en el tráfico rodado.
Sistema de aviso acústico adicional para vehículos eléctricosAdemás de la bocina, se ha consolidado otro sistema de alerta acústica en los coches eléctricos. Dado que estos vehículos producen poco ruido a baja velocidad, se generan sonidos especiales mediante altavoces. Esta función de alerta, generalmente bastante discreta, es obligatoria en la UE y EE. UU.
Con la llegada de las funciones de conducción automatizada y los vehículos autónomos, cabría pensar que la bocina perdería importancia. Si los coches pudieran conducir de forma independiente, mantener una distancia de seguridad y comunicarse, una señal acústica de advertencia podría resultar innecesaria. Por otro lado, es probable que se presenten situaciones mixtas: vehículos autónomos y controlados manualmente, peatones, ciclistas; las señales acústicas de advertencia seguirán siendo importantes para todos estos usuarios de la vía en el futuro.
Es concebible que la bocina se vuelva más inteligente en el futuro, por ejemplo, al ser más silenciosa en zonas residenciales o al dirigirla con mayor precisión hacia un peligro detectado. Por lo tanto, una prohibición total de la bocina parece improbable.
Fuente: ntv.de, Mario Hommen, sp-x
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